«Pocas luces» por Pablo Hernández

Llevamos casi un año temblando cada vez que abrimos la factura de la luz. Si bien parece que la situación se ha estabilizado en cierta medida, la coyuntura internacional llegó a disparar el kW/h a precios nunca antes vistos. Muchas familias han tenido que hacer malabares para cuadrar las cuentas, pero jamás pensaron que se iban a quedar sin luz en casa.

Aunque por motivos muy diferentes, eso es lo que les está ocurriendo desde hace semanas a numerosos hogares y negocios de Macotera. Las averías recurrentes en el suministro eléctrico están provocando cortes de luz que han llegado a durar varias horas, con el consiguiente desacarreo para la vida cotidiana de las familias y para los medios de subsistencia de las empresas.

A pesar de que los vecinos y el propio Ayuntamiento han puesto el grito en el cielo, parece que Iberdrola no está poniendo mucho de su parte para encontrar con celeridad una solución a este gravísimo problema. Ningún sistema está exento de fallos excepcionales; hasta ahí estamos todos de acuerdo y podemos ser comprensivos. Lo que es inconcebible es que no se resuelvan de inmediato incidencias que se repiten de forma periódica y que afectan a un servicio de primerísima necesidad.

Por desgracia, estoy seguro de que las circunstancias y el comportamiento de la empresa eléctrica serían muy distintos si esto hubiera ocurrido en el centro de una gran ciudad. No empezaré con la lista de agravios para con el mundo rural porque no terminaríamos nunca, así que me conformo con sumarme a la denuncia pública con la esperanza de que Iberdrola cumpla con su obligación ahora y en cualquier momento futuro.

Pablo Hernández