
«Como salido de Atapuerca» por Pablo Hernández
En la firma invitada del día, Pablo Hernández, resalta que «La llegada de la extrema derecha a la Junta de Castilla y León nos prometía muchos momentos de vergüenza ajena y, desgraciadamente, las expectativas se están cumpliendo con creces»
La llegada de la extrema derecha a la Junta de Castilla y León nos prometía muchos momentos de vergüenza ajena y, desgraciadamente, las expectativas se están cumpliendo con creces. Podría ser motivo de chanza si no fuera por todo lo que está en juego.
Aunque el programa reaccionario y liberticida de Vox es de sobra conocido, la última ocurrencia de nuestro vicepresidente sin cartera ha sacudido el panorama político nacional y ha hecho tambalear los cimientos del propio Gobierno regional.
El anuncio de García-Gallardo daba a entender que las mujeres que tengan la intención de abortar se verán obligadas a escuchar los latidos del corazón del feto y a ver una ecografía en cuatro dimensiones antes de tomar la decisión definitiva. Presuntamente, la obligación afectaría también al personal sanitario, que se convertiría así en cómplice de la coacción a las mujeres.
En primer lugar, es indignante que haya gente que se atreva a pensar que una mujer toma la decisión de interrumpir su embarazo a la ligera, sin conocer toda la información y todos los recursos que la legislación actual ya le brinda. Lo último que necesita en ese traumático momento es el acoso de los que pretenden imponer sus dogmas y su doble moral.
Por otra parte, las ecografías 4D hace tiempo que se han puesto de moda como recuerdo para los padres que esperan un hijo. Pueden llegar a costar más de 100 euros y mayoritariamente se efectúan en clínicas privadas. Resulta que, con el sistema público colapsado e infradotado, la Junta sí tiene dinero para estas veleidades. Es curioso que la enorme preocupación de la derecha por los no natos desaparezca en cuanto el bebé ya ha nacido. Entonces ya no hay ayudas, ni conciliación familiar, ni medios para que unos padres no tengan que recorrer decenas de kilómetros para acudir al pediatra. Ya no importa.
Los titubeos del presidente Mañueco a la hora de enmendar a sus socios no son la respuesta firme y contundente que merecen las castellanas y leonesas que están viendo peligrar sus derechos.
Pablo Hernández