
La firma de Virginia Sánchez Rodríguez: «Sin distinción de género»
Para Virginia Sánchez: «Ojalá este nuevo curso podamos hablar de muchas mujeres que merecen nuestro respeto y admiración sin distinción de género»
Estos días, nuestros estudiantes están regresando a las aulas de colegios, institutos y universidades para enfrentarse a un nuevo curso académico. Lo cierto es que, siempre que comienza una nueva etapa, estamos repletos de venturosos propósitos y uno de los míos es que este nuevo curso demos pasos firmes hacia una verdadera igualdad. Y una pequeña acción, pero también necesaria, pasa por apoyar y reconocer el talento de las mujeres, aquellas que forman parte de la historia y también de las que nos rodean. Por eso, en lo que a mí respecta, gracias a la oportunidad que Miguel Navarro me brinda a través de los micrófonos de Cope Peñaranda una temporada más, trataré de aportar mi humilde granito de arena para hablar de cultura, de arte, de música y, por qué no, de tantas mujeres destacadas en los distintos campos del conocimiento y que no siempre conocemos.
Precisamente, si abogamos por un mismo reconocimiento de oportunidades y méritos entre hombres y mujeres, es un buen momento para hablar de Clara Schumann, que nació un día como hoy, 13 de septiembre, pero del año 1819. Esta compositora, pianista y profesora, nacida bajo el apellido Wieck en la ciudad alemana de Leipzig, se convirtió, a una corta edad, en una de las concertistas de piano más aclamadas de toda Europa, hasta al punto de impresionar a un joven Robert Schumann. Fue tal la admiración mutua, que se enamoraron, se casaron, formaron una familia y también se convirtieron en un perfecto tándem musical, pues Clara fue la mejor intérprete de las composiciones escritas por Robert Schumann.
Clara Schumann logró la admiración del público y de la crítica de su época, de todos los países que visitó, no por ser mujer sino por ser una gran música, porque el arte no entiende de etiquetas. Ojalá este nuevo curso podamos hablar de muchas mujeres que, al igual que Clara Schumann, merecen nuestro respeto y admiración sin distinción de género.
Virginia Sánchez Rodríguez