«Las olas» por Toño Blázquez

Buenos días.
¿Se han dado cuenta?, las olas no son de agua, no lamen las playas vencidas, ni rompen con furia en los espigones de las costas de Galicia, Santander, Cádiz, Matalascañas o Aveiro. Las olas ya no son el estribillo de una canción popular de Rocío Jurado; no son ni el sueño de los apasionados surfistas de Nazaret. No, que va. Las olas no merecen ya ni el plural.
Ahora es sólo ola y, aunque cuando se enfadan los meteorólogos las identifican por metros, ahora la cosa va por números. La primera, la segunda, la tercera, la cuarta y así…hasta no se sabe cuándo. Y, como digo, tampoco son de agua, como lo han sido toda la vida de Dios. Ahora son de virus. Que ahogan igual pero son más selectivas.
A mí me gustaría que “ola” fuera lo que ha sido siempre: una forma de alegría, una aparición respetuosa o el antecedente tierno de una sonrisa.
Amigos, hola y adiós.
Toño Blázquez