«La Candelaria» por Pablo Hernández

El nacimiento de mi sobrina Jimena fue uno de los escasísimos acontecimientos positivos que me dejó 2020 en el plano personal. En un año marcado por la enfermedad y la muerte, los recién llegados a la familia han traído con certeza un rayo de luz y alegría a sus padres, madres, abuelos, abuelas, hermanitos, hermanitas y demás familiares y allegados.
El martes, como manda la tradición, las familias de los bebés nacidos en los últimos doce meses acudieron a la iglesia de Macotera para presentarlos a la comunidad. Seguramente ocurrió lo mismo en otras parroquias de la comarca, aunque, teniendo en cuenta la baja natalidad de nuestra tierra, dudo mucho que fuesen eventos multitudinarios. Se trata de la fiesta de la Candelaria o de las Candelas, día en que, según la fe católica, se conmemora la presentación del niño Jesús en el templo de Jerusalén.
Aunque claramente insuficientes, serán estos niños quienes llenarán de bullicio y risas los parques, quienes permitirán mantener abiertos nuestros colegios rurales y quieren heredarán los recuerdos y las costumbres que se han transmitido de generación en generación en nuestros pueblos.
Pablo Hernández